En ésta, mi primera entrada en este blog, me gustaría compartir con todos vosotros un libro que a mí me está ayudando mucho en mi trabajo como maestro de Educación Primaria.
No es otro que A POESÍA NECESARIA (Lectura e creación poética dentro da aula) de Antonio García Teijeiro, un profesor que es escritor, o un escritor que es profesor, no lo sé muy bien, un poeta que les enseña a los niños y niñas que la poesía también es alimento.
En este libro asistimos a una reflexión lúcida y llena de luz alrededor de la importancia de la poesía, de la palabra, de las buenas historias y de la fantasía en nuestras vidas.
Está claro, como dice Gabriel Janer Manila, que la escuela no tiene como objetivo fundamental hacer poetas, pero sí, por medio de las maestras y maestros, tiene que intentar que niños y niñas que amen la poesía.
En este momento, supongo, que algunos de vosotros (espero que no muchos) se están preguntando «POESÍA, ¿PARA QUÉ?» Es una pregunta poco frecuente, que puede tener muchas respuestas. Busquemos una que suene bien, «porque no debemos descuidar la formación estética de los alumnos, el desenvolvimiento de su sensibilidad y la capacidad de seguir creciendo interiormente». Suena bien, ¿eh?
Dice Carmen Gil (2003) que la poesía «nos acerca a un nuevo modo de ver e interpretar el mundo para hacernos seres humanos más completos». Vivimos en una sociedad materialista, individualista, utilitarista (¡cuantos istas!) y demasiado pragmática, por lo que el calor de la palabra poética, su intensidad ética y estética juega un papel de equilibrio que se hace absolutamente necesaria
Estamos de acuerdo todos (¿o no?) en que los niños y niñas pasan demasiado tiempo en el colegio, que los programas educativos son muy extensos y se hacen demasiado densos, y por ello los maestros nos olvidamos muchas veces de que existen actividades artísticas imprescindibles en el desarrollo de nuestros alumnos como personas. Y dentro de estas actividades está la poesía, olvidada muchas veces, porque no sabemos como desenvolverla en clases o incluso no nos atrevemos.
Ya lo dice Fran Alonso (2006): «si crees que la poesía es un género de tres o cuatro locos, te diré que yo, por ejemplo, no me considero un loco. Yo lo paso realmente bien leyendo poesía», «La poesía no muerde, te lo juro. Ni siquiera tiene dientes». Por lo que tenemos que perder el miedo, porque, no lo olvidemos, a los niños les gusta la poesía. Somos los adultos los que tememos perdernos por los caminos poéticos.
No estoy hablando de ser poetas, sino de ser personas a las que le gusta la poesía y gozan con la palabra y sus múltiples posibilidades. Animemos a los niños y niñas, incluso nosotros mismos, a que no tengan prejuicios a leer los poemas en voz alta, a los compañeros de clase, a los padres, a los hermanos…
Para introducir la poesía en las aulas, tenemos que introducir y conjugar un verbo especial: el verbo CONTAGIAR.
Un maestro, que pretende ser buen maestro, ha de contagiar entusiasmo, sea cual sea la asignatura que imparta. Y si hablamos de poesía, el contagio se hace imprescindible. Nuestros alumnos tienen que percibir que creemos en lo que les estamos proponiendo. Debemos ser conscientes de que no se contagia aquello en lo que no se cree.
¿POR QUE NECESITAMOS LA POESÍA? La poesía nos permite creer en los peces de colores, en esas ilusiones que los adultos solemos deshacer con suficiencia. Necesitamos poesía para escuchar los silencios, ahogar la tristeza, mojar con lluvia de palabras las esperanzas que se secan. Con la poesía imaginamos calles de miel y edificios de chocolate. Necesitamos los poemas para nuestro equilibrio emocional. Los seres humanos necesitamos descubrir tesoros, reconstruír o inventar las cosas que conocemos, sacarlas del olvido y transformarlas.
La poesía es y será necesaria, pero esa necesidad habrá que crearla si no existe.
Después de todo esto, necesitamos seguir preguntándonos ¿por qué es necesaria la poesía?
La poesía no debe estar en el aula para llenar tiempos muertos, ni será llevada a los alumnos y alumnas con incursiones esporádicas. Los niños y niñas han de contar con ella, saber que la tienen cerca. Deberá ocupar un hueco definido claramente en la programación del maestro, quien no debe utilizar, para no comprometerse, la disculpa de la falta de tiempo, de la amplitud de temario ni de las dificultades propias del curso.
Para eso deberé:
- racionalizar el temario
- procurar prioridades
- eliminar el accesorio
- gozar de las propuestas, totalmente convencido de que son necesarias
Ya sé que no es fácil introducir la poesía en las aulas. Hay mucha confusión y falta de información, por eso, demasiadas veces lo poético acaba siendo una anécdota dentro de la labor del profesorado. Está claro que se puede hacer una planificación más acertada de este asunto. Cada persona que reflexione sobre esto llegará a múltiples conclusiones, todas ellas válidas.
Vamos intentar dar, sin ánimo de asegurar éxito ninguno, unas ideas o pasos para introducir la poesía en las aulas. Pero, no lo olvidéis, no son fórmulas mágicas.
Como primer paso, no estaría mal ambientar el contorno. Llenar de información poética las paredes del aula, una mesa en una esquina con libros de poesía. Tampoco estaría de más poner poemas en música en momentos determinados. Crear, pues, un ambiente físico favorable a la poesía.
Una vez esbozado lo que puede ser una ambientación física del aula, vamos con los otros pasos para acercar la poesía al maestro o maestra. Veamos estos pasos:
- Aprovechar el rico legado de la literatura popular. Hablamos de trabalenguas, adivinanzas, mentiras, diálogos, canciones de rueda, nanas… Con construcciones sencillas, con la rima todas estas muestras on un primer paso necesario para entusiasmar a los niños.
- Acercamiento a los poetas que con cariño y respeto escriben para niños. Debemos buscar calidad.
- Los cuentos rimados. Si se leen con gracia, jugando con las situaciones que el cuento presente y se hace de manera lúdica y sonora, el éxito está asegurado.
- Cantemos canciones populares, poemas en música o simplemente canciones sin adjetivos.
- Poner a nuestros alumnos en contacto con poetas clásicos que, sin escribir para niños, pueden gozarlos y entenderlos.
- Conocer los romances.
- Familiarizarnos con los poemas sin rima.
- Leer y mostrarle a los alumnos poemas de compañeros escritos en otros centros.
Otro día hablaremos de la creación poética en las aulas. Pero mientras tanto nosotros, en clase, seguiremos siendo trovadores y juglares, seguiremos jugando con la poesía.
José Antonio Fraga, maestro de Educación Primaria por la Facultad de Ciencias da Educación de Ourense. Universidad de Vigo. Actualmente, profesor en el Tercer Ciclo de Educación Primaria del C.P.R. Plurilingüe Luis Vives de Ourense.
Ha podido contribuir y aprender, colaborando en diferentes proyectos muy interesantes como: «El sonido que habito«, «Cero en conducta«, «Un paseo con Machado», «Kuentalibros», «El barco del éxito», «Piénsame el amor y te comeré el corazón». Administrador de blogs como «Quietos e calados» y «Educación se escribe con H (h de humor)».