Abrimos hoy las inscripciones a nuestro NOOC «Creación de recursos audiovisuales» (#AudiovisualNOOC).
Un curso online y abierto para aprender a diseñar y crear recursos audiovisuales para tu aula dándole un giro a tus clases aprovechando los nuevos lenguajes audiovisuales. Una nueva propuesta de Conecta13 para docentes con sensibilidad por las nuevas realidades.
Este NOOC se enmarca dentro de las diferentes iniciativas llevadas a cabo por Conecta13 en esa línea de MOOC y NOOC que puedes consultar aquí mismo.
Puedes inscribirte gratuitamente al NOOC «Creación de recursos audiovisuales» en este enlace. Empezamos el 20 de noviembre con una semana de aprendizaje por delante y 5 horas de dedicación. ¿Te lo vas a perder?
Como aproximación a este NOOC, os dejamos de aperitivo esta reflexión sobre los nuevos lenguajes audiovisuales y el cambio de paradigma.
Magister dixit
“Magister dixit” es una locución latina que significa literalmente “el maestro lo dijo”.
Esta locución gozó de especial relevancia durante la escolástica medieval, una corriente teológica y filosófica que se desarrolló entre los siglos XI y XV, y que tenía por objetivo de coordinar fe y razón. ¿Y qué pasaba cuando se usaba esta locución?: que se acababa la discusión.
En la edad media, este término solía referirse a Aristóteles, filósofo a quien se atribuía toda autoridad y conocimiento. En la escolástica medieval, este “magister dixit”, tuvo otras formulaciones similares, como por ejemplo, “Roma locuta, causa finita” (Roma ha hablado, la cuestión está terminada”), refiriendo al papa como otra autoridad más, fuente indiscutible de conocimiento.
Y ¿qué tiene que ver todo esto con la creación de recursos audiovisuales?
Un poco de historia
A día de hoy, a nadie se le escapa que esta argumentación no es suficiente. Hasta tal punto que “magister dixit” ha pasado de servir para zanjar discusiones, a ser una locución con la que nombramos el “argumentum ad verecundiam”, o “argumento de autoridad”, es decir, la falacia, el falso argumento, que pretende que “porque lo ha dicho X”, sirve para demostrar la veracidad de un enunciado.
Sin embargo, en el S.XV, esto no resultaba tan evidente. Si alguien quería saber cómo se comportaban los cuerpos, tenía que acudir a las teorías de Aristóteles, y de este modo, según el porcentaje de los elementos tierra, agua, fuego, aire o éter que tuviera el cuerpo que se investigaba, y sus cualidades caliente, fría, seca o húmeda, podría adivinar si el cuerpo tendería a moverse hacia abajo (tendiendo al centro), hacia arriba (escapando del centro), o si tendría un movimiento circular propio del éter.
Acudir al cuerpo en cuestión, a hacerlo rodar por una pendiente inclinada, o lanzarlo desde una torre, y medir cuánto tiempo tarda en golpear el suelo no se consideraba una opción. Buscar otras fuentes y contrastarlas, tampoco.
Por el contrario, cada descubrimiento que ponía en cuestión el sistema establecido, se integraba de manera artificiosa en este, con tal de no poner al mismo en cuestión. De este modo, observar un nuevo movimiento o cuerpo celeste, implicaba añadir nuevas esferas al sistema de representación del cielo. ¿Se podían explicar los movimientos celestes con un sistema que tomaba como punto de referencia la tierra? Sí. Tan sólo lo volvía todo más complejo, menos comprensible, menos útil.
El sistema geocéntrico ptolemaico integraba distintas esferas que comprendían el movimiento de cada planeta, pues era necesario explicar los conocidos como «movimientos errantes» de los mismos. De este modo, no se contradecía el sistema tradicional, si no que se iban añadiendo modelos de gran complejidad sobre el mismo.
Giros copernicanos
El giro copernicano, la asunción de que el modelo estándar de comprensión del mundo puede ser, no ya actualizado, si no incluso sustituido por otro más eficaz, se toma como referencia icónica en la historia del pensamiento, pero no es sólo por las consecuencias astronómicas que trae consigo. Es un ejemplo de una situación de cambio de paradigma (hasta el punto que los cambios de paradigma en otros campos suelen ser llamados también “giros copernicanos”).
Los cambios de paradigma se producen constantemente, y cada vez más y de manera más acelerada. Hasta el punto de que convivimos en una realidad con múltiples modelos, algunos contradictorios entre sí, y en constante evolución.
Y en la forma en que aprendemos y construimos conocimiento, ¿está sufriendo cambios?
Aprendizaje – Enseñanza
Tradicionalmente, el modelo de clase tradicional ha pivotado en torno al concepto de lección magistral. Un modelo en que una figura de autoridad actúa como fuente de conocimiento, y el resto de presentes, integra la lección.
La etimología de la misma palabra “lección” (del latín “lectio”, “acción de leer”), puede dar una pista del marco conceptual desde el que se desarrolla este tipo acción educativa.
La propuesta de la clase magistral necesita de un contenido estático, preparado, y finito, que se replica ante una audiencia pasiva.
¿Es así como se está generando actualmente aprendizaje y conocimiento?, ¿de qué maneras se comunica y accede a la información hoy día?
Hacia nuevos lenguajes audiovisuales
Los datos que tenemos y que arrojan algo de luz para responder estas preguntas son incontestables. Algunos ejemplos:
Las plataformas de streaming están a punto de generar tantos ingresos como la industria cinematográfica, y en la plataforma de videos online YouTube, se ven más de 3,25 mil millones de horas de vídeo al mes. Estos son sólo tres de entre otros muchos indicadores que nos muestran que la manera de recibir información (¿podemos pensar que incluso la información que recibimos?) ya no es la misma.
Estos indicadores, que hablan con tanta rotundidad, no nos señalan tan solo un cambio de plataforma, de canal de comunicación. Si no también de un medio. De una forma de comunicarnos (y relacionarnos con el acto comunicativo), de una forma de aprender y generar conocimiento que es diferente.
Por una parte, ya el texto escrito ha ganado dimensiones con la inclusión de los hipervínculos en los formatos digitales. Una producción escrita ya no es “finita”. Ni contiene en sí el total de la información necesaria para comprenderla. Ahora, la lectura de un texto puede verse enriquecida con referencias externas, a fuentes con distintas autorías, etc. de modo que el/la mismo/a lector/a puede guiar su proceso de aprendizaje, profundizando en aquellos temas que considere oportunos (y a veces realizando un itinerario único que responde estrictamente a sus inquietudes personales, saltando de hipervínculo en hipervínculo).
Algo similar sucede con el formato audiovisual, del que tantas opciones tenemos al alcance de la mano.
La producción audiovisual
Sin embargo, el medio audiovisual tiene peculiaridades que van más allá de su modelo de consumo. El producto audiovisual es a su vez un lenguaje, una manera de comunicarse específica con unos códigos propios. Y es el elemento comunicativo estrella en la sociedad actual.
Las producciones audiovisuales, por su parte, tienen un sentido concreto, y para ello emplean códigos propios, tienen su propia morfología, sintaxis y semántica, y muchas veces se sirven de la falacia de la huella neutra (la idea de que una imagen fotográfica o un vídeo, muestra la realidad tal y como es), para transmitir un mensaje.
¿Podemos permitirnos que nuestros procesos de aprendizaje ocurran de espaldas a estas realidades? ¿utilizo recursos multimedia? ¿qué sé sobre creación de recursos audiovisuales?
En el mundo actual es necesario que aprendamos a realizar una lectura crítica, de los contenidos que se nos presentan. Lecturas que vayan más allá de entornos controlados y finitos, encerrados en sí mismos como son una lección magistral. En un mundo lleno de hipervínculos, referencias, y fuentes de información, es necesario profundizar acerca de la reflexión crítica. De construir herramientas que nos ayuden a discernir cuándo una información es veraz o cuándo está siendo manipulada. Cuándo es relevante, o con qué intenciones se ha generado. Cuándo es fiable, y cuándo pretende generar en nosotros/as como espectadores/as reacciones concretas y dirigidas.
La era de la comunicación
El giro que está experimentando el mundo en que vivimos debe ser estudiado también desde las formas en las que aprendemos, integrando aquellas herramientas que nos pueden resultar útiles, y analizando de manera crítica cuantas puedan deteriorar nuestro medio social y cultural.
En este nuevo contexto histórico-social con un nuevo paradigma de la comunicación, es necesario que nos hagamos nuevas preguntas.
¿Ha llegado la hora de entender lo procesos de aprendizaje como un proceso holístico que incluye la capacidad crítica sobre la búsqueda, discernimiento, y asimilación de la información?, ¿podemos aprovecharnos de los lenguajes audiovisuales para potenciar el impacto de la lección magistral?, ¿somos capaces de utilizar las herramientas tecnológicas y digitales para guiar un proceso educativo que desplace el foco de la enseñanza al aprendizaje?
NOOC «Creación de recursos audiovisuales«
Recuerda, ahora puedes a prender a crear tus propios recursos audiovisuales inscribiéndote gratuitamente en este curso online, abierto y de solo una semana de duración. Empezamos el próximo 20 de noviembre.
¡No te lo pierdas, te esperamos en#AudiovisualNOOC!